Escribe @armandofierrook
«La vida te da sorpresas…»
Así dice la canción con apología del delito, que describe a un hombre llamado Pedro. ¿Pero cómo cantarle a tal situación? decía mi güela… Eso pasa cuando la inspiración muestra los hechos y los transforma en un relato musical increíblemente bueno.
Lo mismo pasó en la segunda noche de «Jazz en el Lago, Modo Independencia«. Hacer un Independencia es un desafío. Siempre lo fue y así lo será.
Con un aire Stone Argento, subieron al escenario de los escenarios, la WILLY TERTULIAN. Allí mismo dónde el Carpo, Mercedes Sosa, Mc Nally Waters (… sí, el mismísimo hijo de Roger Waters); y un sin número de artistas hicieron vibrar las tablas; a ellos también les llegó su momento aprovechándolo al máximo, haciendo lo que mejor saben hacer, su música, su propia música.
En tanto que muchos buscan convencer con «una que sepamos todos», ellos apostaron por la creatividad y lograr lo distinto. Así fue cómo comenzó el show, con un preámbulo relatado por Luis Serrano, la voz de Jazz en el Lago; y escrito por Matías Trillini «el Tano«. Lo que le dio a los plomos, los minutos extras y necesarios para ajustar el backline a telón cerrado.
Instantes después, ocurrió la magia. El público los coreó y en pocos minutos hicieron subir la temperatura del teatro; a tal punto que la banda abandonó los sacos para mostrar la piel que impregna a la piel canalla, sucia y furiosa.
Se sintió el jazz en su referente de viento y chapas, se escucharon las letras directas, afiladas y agudas para la reflexión. Notas bajas de las cuatro cuerdas, empujaban al bombo haciendo de éste una verdadera locomotora.
A la banda no le quedaba otra opción que explotar en un sin fin de acordes y colores de jazz fusión. Un jazz que se puede bailar. Apto y recomendable para puristas de Armstrong, Gillespie, Parker, que quieran y por qué no… aletear los brazos como Mick Jagger.
La Willy Tertulian, llegó para quedarse.
«…sorpresas te da la vida».
Armando Fierro